miércoles, 30 de mayo de 2012

Joaquín Sabina, "Contigo", y J.Romero de Torres


El siguiente vídeo es mi particular homenaje a dos artistas andaluces. Un andaluz de Jaén (Úbeda), músico: Sabina, cómo no. Y un pintor cordobés, J. Romero de Torres.







jueves, 17 de mayo de 2012

Eduardo Galeano, Los Hijos de los Días

 

Los Hijos de los Días  de Eduardo Galeano es un libro para leerlo poco a poco, un viaje a través de los 366 días de un año bisiesto. 

Con una prosa hermosa y concisa, desde un punto de vista comprometido y coherente, Galeano nos regala cada día una pequeña y, al mismo tiempo, gran historia; palabras para la reflexión.



 Un extracto (pag. 291):


Setiembre
11
                                            
  Día contra el terrorismo


      Se busca a los secuestradores de países.
    Se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos.
     Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire.
     Se busca a los traficantes del miedo.





15-05-2012: Eduardo Galeano en la Facultad de Filosofía de Córdoba, con motivo de la presentación del libro, en donde procedió a la lectura de pasajes del mismo.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Patios de Córdoba, Detalles para un Aniversario

Primer aniversario de la inauguración de este blog. Y qué mejor modo de celebrarlo que recogiendo en una entrada un vídeo con algunos detalles de los patios que por estas fechas se encuentran abiertos al público, patios que igualmente fueron motivo de una de las primeras entradas en mayo del pasado año. Paseos que, aunque se repitan a través del tiempo, aportan las mismas sensaciones de sorpresa que la primera vez, logrando que los sentidos se abran y el alma se sosiegue ante la belleza de esos rincones apacibles, serenos, refugios escondidos tras las puertas de los muros blancos de esta extraordinaria ciudad.

Siempre, un zaguán antecede al patio, pero en ocasiones son más de una las puertas que hay que atravesar hasta llegar al jardín interior: fresco de exuberantes y verdes hojas, sonoro de agua, perfumado de flores... En el caso de la imagen son cuatro las puertas: la de la calle que da acceso al primer zaguán (a la espalda), la segunda que lleva a un pequeño patio, la tercera a un segundo zaguán y por fin una cuarta que se abre al recóndito vergel. Es como si necesitaras un camino de peregrinaje, un camino en el que prepararte antes de sumergirte en las profundidades de un mundo privado, ajeno, cuajado de sensaciones, al que se te permite acceder durante un puñado de días del mes de mayo.

Los patios cordobeses son variados: desde el patio palaciego, pasando por los más o menos señoriales, hasta el humilde patio de vecinos. Patios porticados los primeros; en sus cuatro lados, tres, dos o uno. Patios laberínticos los últimos, con rincones de uso común como antiguas cocinas o lavaderos, y, a veces, con una estructura de callejas interiores desde donde se accede a las viviendas de los vecinos, de planta baja. Desde los porticados, cuadrados generalmente, se distribuyen las estancias de la gran casa. Sobre ellos, en la primera planta se alzan los corredores, abiertos o cerrados, y/o terrazas que suelen ser una prolongación del patio, otro jardín en las alturas... Pueden verse pilas árabes, pozos y, en algunos, columnas y capiteles sustraídos hace -más o menos siglos- de las ruinas de Medina Azahara... Las categorías para los premios son dos: arquitectura antigua y arquitectura moderna o renovada; cada una con tres premios y seis accésit. Difícil lo tiene el jurado.

A continuación un vídeo realizado con fotos  tomadas hace unos días: Patios de Córdoba, Detalles. Con música de Luis Pastor y Bebe:   

 




El concurso de Patios comenzó a celebrarse en 1933 (aunque parece que en los años veinte hubo algún antecedente), estando en aquellos primeros años asociado a la Feria cordobesa. La cuantía de los premios era elevada para la época. El cártel de aquella lejana edición:

 



Enlace a la entrada del 17 de mayo del pasado año sobre los patios cordobeses:

Enlace al Plano y Programación de Patios 2012:



domingo, 6 de mayo de 2012

García Lorca, Medio Pan y Un Libro


Quevedo, en sus desplazamientos -forzados o no- cargaba sus baúles con libros.  García Lorca se desprendía de todos los que poseía, no porque le pesaran sino para compartirlos con aquellos que carecían de medios para comprarlos. En septiembre de 1931, con motivo de la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros, dio una charla en la que habló con pasión de las necesidades culturales del ser humano, de los pueblos. Extracto de su discurso:


“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? ¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoievsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida”.