jueves, 9 de junio de 2011

Acampada de Valencia

Como atestigua la entrada anterior, he pasado en Valencia unos días del mes de junio. Pero en esos días mi mirada no se detuvo sólo en suelos mojados o secos, en adoquines y baldosas nuevos o antiguos, en calles desiertas, en rincones vacíos, en pasos, pasos y pasos de huellas recientes o viejas, intuidas o imaginadas. 

Mi mirada intimista de cabeza baja se alzó para mirar al frente. Cada tarde, asistí a la asamblea de la acampada del movimiento 15M, en la plaza del ayuntamiento. Allí, gente joven, sí, pero un gran número de personas de todas las edades, hacían cola, aguardando su turno, para tomar el micrófono y hablar de todo aquello sobre lo que callaban, de todo lo que les quemaba en su visión sobre la realidad social, política y económica. Personas que escuchaban con atención y deseosas de ser escuchadas, oídas. Hasta las diez y media de la noche se alargaban las asambleas. Después, frente a la fachada del ayuntamiento, una mascletá pacífica, sin olor a pólvora y sin humo, pero  muy sonora: todos al unísono pinchando los globos que durante la asamblea habían inflado. 

En cambio, hace unas horas, al igual que en Barcelona hace días, ha habido sangre en Valencia, la de los pacíficos, bajo las porras de la policía. Los pacíficos protestaban pacifícamente contra la constitución del parlamento autonómico en el que hay varios imputados por casos de corrupción, de todos bien conocidos. Estos hechos han sido objeto de un titular rápido en el telediario (como todos los titulares), y noticia residual muy avanzado éste, en esa especie de intermedio en que los primeros y altos índices de audiencia bajan, para volver a subir al final del noticiero para la sección de deportes (o sección de futbol, para ser precisos). En ese telediario cualquier noticia era de mayor interés para los redactores que la de la actuación de la policía (esta vez la policía nacional: ¿tal vez por ello, en el telediario de la 1 han tratado el tema de esa manera?).

Como he dicho más arriba, asistí a la asamblea de la acampada de Valencia los días de la pasada semana en que estuve en esa ciudad y allí, como en el resto de acampadas por todas las ciudades del estado, y de otros países, no había gente deseosa de dejar las acampadas y asambleas ¡por cansancio y salubridad!, como han dicho repetidamente los medios de información españoles (¿o habría que decir: medios de desinformación?). Las acampadas se van dejando en las plazas céntricas (por cierto, plazas cuya salubridad es alta, las han mantenido más limpias que una patena), pero el movimiento no cesa, empiezan a organizarse comisiones de barrio. En cualquier caso, la gente no está cansada, todo lo contrario: ahora, más que antes, son conscientes de su fuerza. Y saben, que no han hecho más que empezar; las acampadas han sido un primer paso.

¿Por qué los medios de información ningunean el movimiento? ¿A qué temen? ¿Por qué no le han prestado apenas atención y sólo lo hicieron cuando los medios extranjeros se la daban? ¿Por qué la información que dan está sesgada?  Me refiero a algunos medios de comunicación progres. Y a los contertulios que, en ellos, día tras día analizaban la campaña electoral y continúan analizando, analizando, analizando… y diseccionando la realidad con sus rudos bisturís y microscopios con lentes de culo de vaso.

No dejo de recordar una de las intervenciones en la asamblea de Valencia. La intervención de una mujer que rondará la edad de jubilación (no sé si la de Francia o la actual de España o la que tendremos dentro de poco, pero desde luego aún estaba lejos de la que pretenderán venga después). Hizo su intervención, fue escuchada, y sólo al final –y no al principio para lograr la atención de todos-, añadió algo. Acababa de heredar un local comercial, amplio, en Valencia. Por lo que me explicaron, en una zona céntrica. No lo va a  vender ni lo va a alquilar. Lo ha puesto a disposición del movimiento 15M, para reuniones, para aquello que precisen. Ante una actuación así sobran las palabras, habla por sí sola, pero es fácil y rápido hacer el cálculo de lo que esta mujer va a dejar de ingresar en su cuenta bancaria, durante meses y años.

Que no acabe el sueño, dice una de las pancartas, una pancarta que como una bandera ondea con el aire de Levante. Sólo añadir una cita recogida en una entrada anterior de este blog (la del domingo 29 de mayo), frase de un poeta, Luis García Montero: “… lo inexistente, cuando los seres humanos lo sueñan una y otra vez, cuando lo exigen, llega a hacerse realidad, a sentar plaza entre nosotros…”

Quizás, sea esto lo que temen todos aquellos que quieren silenciar o ningunear el movimiento 15M. 





4 comentarios:

  1. Que medios de comunicación pretendidamente rancios y añejos como Intereconomía digan chorradas al respecto no es alarmante; todo lo contrario. El problema es que la mayoría de los mass media públicos ignoran o manipulan el mensaje y la actuación del 15-m.

    Supongo que, si sigue cobrando fuerza, no podrán seguir haciendo oídos sordos, o estallará por algún sitio. Crucemos los dedos.

    Saludos.

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  2. Requetecruzados están, y si hace falta algún conjuro, procedamos.

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  3. no olvidemos lo escuchado!! no olvidemos lo visto!! no olvidemos la vivido!! NO OLVIDEMOS!!!

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  4. No, no se va a olvidar, y creo que cada vez serán más los que se sumen a este movimiento. Hasts ahora hemos estado como anestesiados o mirando la realidad y hablando sobre ella en "petit comite". La gente está deseando que su voz se oiga.

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