jueves, 21 de julio de 2011

Viaje en Autocaravana, Suiza y Francia

Viajar en autocaravana ha sido una de mis asignaturas pendientes, de mis obsesiones, desde hace años. Convertirte en un trotamundos, parar donde te apetezca, explorar caminos que encuentras y que quedaban fuera del viaje planificado, detenerte más tiempo del pensado en lugares que creías no llamarían tu atención, pasar de largo por otros incluidos en la ruta pues no cumplen las expectativas imaginadas…

Libertad, libertad total, libertad añorada.

Y, al fin, los planos y mapas de papel, con todos sus recovecos, atajos y recodos, mapas que recorres con mirada anhelante y que acaricias con las yemas de los dedos mientras imaginas la belleza y los misterios que habrá tras esos nombres que se agolpan en tu cabeza, cuyas letras laten acelerando el ritmo del corazón, lugares que quieres descubrir, andar, vivir, al fin, el papel cuajado de caminos, sin cortapisas y sin cuadrículas, se te ofrece.     

Una autocaravana alquilada durante 15 días te esperará el 1 de julio en Madrid. No hay duda, allí estará. Extiendes entonces de nuevo, casi con manos temblorosas, esos mapas amarillentos y desgastados de miradas. El viaje será libre, pero… hay que elegir una ruta… hay que acotar ese plano… no se trata de un viaje alrededor del mundo de tiempo ilimitado sino de un par de semanas en un trocito de Europa, a las que hay que descontar el trayecto de ida y vuelta entre Madrid y la frontera, trayecto que ha de hacerse lo más rápidamente que se pueda, para tener la posibilidad de llegar a más lugares desconocidos y lejanos.

Esa ha sido mi aportación al viaje: la elección y la planificación de la ruta. Y mi gran responsabilidad, pues éramos cuatro los viajeros. Fueron muchas las horas rodeada de libros, guías, mapas, conectada a Internet, eligiendo lugares, ajustando kilometraje y días, intentando elaborar una ruta lo más atractiva y circular posible.

Una tarea dura fue esta, no por el tiempo y el esfuerzo dedicado sino por lo que implica: toda elección lleva consigo una renuncia. Así, mientras con alegría iba elaborando la ruta, con todo el dolor de mi corazón iba dejando atrás, casi al lado, a unos centímetros en esos mapas míos, lugares que de igual manera hubieran merecido ser incluidos en el viaje.

Mis compañeros dieron el visto bueno a esa ruta que confeccioné, ruta que como era de esperar, por esa libertad del medio usado para el viaje –autocaravana-, varió algo, un par de lugares a los que no llegamos pues nos detuvimos más tiempo del planificado en otros, también alguno al que fuimos que no estaba incluido, pero, al fin y al cabo, ruta que conseguimos recorrer prácticamente completa.

Son muchas las imágenes tomadas en este viaje, imágenes que habré de cribar y que probablemente publicaré, de una manera u otra, y tal vez junto a impresiones o sensaciones, en entradas futuras de este blog. Para esta, incluyo una primera selección de fotografías.

Con la revisión y organización del material recogido he comenzado a confeccionar un librito, un cuaderno de bitácora que, con formato PDF, recogerá un resumen del viaje, detallado por jornadas, con informaciones de los lugares visitados, fotografías de los mismos, planos, nombres e imágenes de los camping en donde pernoctamos. Librito o cuaderno que quiero dedicar y regalar a mis compañeros de andanzas: Imágenes y Palabras para el Recuerdo (o Contra el Olvido), podría llamarse. Una vez concluido espero publicarlo aquí, para quien pueda servirle o interesarle; tal vez aquellos que proyecten un viaje similar y no les importe servirse de los pasos dados con anterioridad por otros.

Y, en estos momentos, sobre todo espero y deseo que ese visto bueno que mis compañeros dieron en su día, sobre el papel, respecto a los lugares que incluía en la ruta, lo sigan sintiendo, tras el viaje, dentro de sí, con más fuerza.

El viaje amplía el horizonte, enriquece, te da la oportunidad de mirar otros lugares, de conocer otras formas o estilos de vida, otras costumbres, otras gentes, de observar la belleza o la fealdad –en todos los sentidos- que encuentras en el camino. Pero creo que más que nada el viaje enseña algo al viajero: a relativizar su estrecha y pequeña cotidianidad, esa que, a veces, asfixia.
 

 Aigues-Mortes (Francia):

  

Annecy (Francia):







Chamonix-Mont-Blanc (Francia):







  Interlaken (Suiza):



 





Lucerna (Suiza):







Cataratas del Rin, Schaffhausen (Suiza): 
 


  



Steim Am Rhein (Suiza):




  



Viajeros por el Rin (entre Suiza y Alemania):



  
 


 Constanza (Alemania):







Friburgo (Suiza):





 

Gruyeres (Suiza):
  





 
Lago Ginebra (desde Morges, Suiza) bajo el telón del Mont Blanc (Francia):
 




Nimes (Francia):






 
Narbona (Francia):







Carcasona (Francia):







Luna llena en España, Zaragoza:




2 comentarios:

  1. Maravilloso. Me quedo sin palabras

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  2. A mí, ahora, ya me van saliendo, pero en muchos lugares me quedé parada, sin decir ni mu, literalmente con la boca abierta...

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